Marca Aquiles Torres

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Marca del blog

jueves, 8 de mayo de 2014

Sobre premios y castigos divinos


Entrada Nº 2




Sobre premios y castigos divinos.

A veces, cuando pienso en esta creación humana que los creyentes llaman Dios, suelo hacerme una larga pregunta:

¿Cómo este ser definido como supremo, eterno, omnipotente, omnipresente, omnisciente y, sobre todo omnibenevolente, término que significa que es compasivo y bondadoso a nivel superlativo, puede joderle tanto la vida a las mismas criaturas que, según quienes creen en él, ha creado Él mismo?

Como esta situación no me parece digna de Dios, y pensando que quizás no esté suficientemente informado de lo que sucede aquí en esta mota de polvo llamada tierra, que gira en medio de una de los billones de galaxias que existen en el universo, he resuelto escribirle y darle mi opinión al respecto. Total, no se pierde nada con probar.

Excelentísimo señor don Dios:

Si existes y tienes todos esos atributos que dicen que tienes ¿por qué no eliminas el sufrimiento de todos los bichos vivientes que poblamos la tierra? ¿Por qué creas hombres que nacen deformados o enfermos? ¿Por qué a tantos los haces vivir en condiciones infrahumanas? ¿Por qué en tu juego “diabólico”, a aquellos que los haces nacer sanos, en un momento de sus vidas los enfermas hasta hacerlos morir? ¿Por qué… por qué… por qué?

No contento con lo anterior, Excelentísimo señor don Dios, demuestras una falta absoluta de piedad, porque no mueves ni un dedo cuando tus criaturas se enzarzan en guerras y en conflictos cruentos; tampoco haces nada cuando, por ansias de poder y dinero, unos pocos hombres inescrupulosos explotan a otros muchos hombres desvalidos.

Como eres Dios, debes saber que los dogmáticos suelen justificar esta situación, que para mí es injustificable, explicando que tú creas a los hombres con libre albedrío “y blablablá”. Porque, según estos intolerantes, es el método que tienes de comprobar quiénes son los buenos que merecerán tu cielo y quienes son los malvados que no lo merecerán.

Y yo digo, si eres Dios y lo sabes todo ¿para qué coño te inventas este juego cruel que sólo genera dolor? Incluso como eres omnisciente, si antes de hacer nacer a alguien ya sabe quién será un ángel y quién será un demonio ¿por qué creas demonios?

Bien, pero aceptemos todo lo anterior. Aceptemos que eres una especie de sádico que te gusta hacer sufrir y vamos a la cotidianidad, a la vida real, a las grandes desigualdades que existen en el mundo provocadas por ti.

Ante estas barbaridades lo más justo sería que tú, por lo menos de vez en cuando, premiaras a los millones de pobres y explotados que, incautos ellos, creen en ti, con premios evidentes, como por ejemplo que ninguno de estos “seres humanos creyentes” sigan siendo pobres, ni que sigan siendo explotados, ni que sigan sintiendo dolor, ni que lloren por desamores…en fin, que todos ellos sean felices. Compénsalos por lo menos con algo, aunque sea con una migaja de esa felicidad que a ti te debe sobrar.

Y a todos los demás bellacos de esta película que es la vida de la que tú eres el guionista y el director, como por ejemplo a aquellos que se hacen pasar por representantes tuyos y que, con este engaño, viven a cuerpo de rey; a los milicos y civiles que dan golpes de estado; a los torturadores; a los traficantes de seres humanos, órganos y drogas; a los curas pederastas; a los asesinos de toda calaña; a los violadores; a los prevaricadores; a los ladrones de guante blanco y de guante negro…en fin a toda esa caterva de bestias pérfidas y malignas deberías mandarles todas las penas del infierno y freírlos a castigos corporales severos de esos que de verdad provocan dolor y hacen chillar y pedir clemencia.

A continuación, y espero que tomes en forma positiva mis sugerencias, te voy insinuar dos sistemas, con algunos ejemplos, para corregir en parte estas irregularidades que ocurren en este valle de lágrimas del cual tú eres propietario:

1- El sistema del ojo por ojo y diente por diente, pero antes de cometer la acción.

Como se supone que eres Dios y sabes de antemano la intencionalidad y el daño que pretenden cometer los hijos de la gran chingana, deberías castigarlos antes de hacer una vileza para evitar así los terribles daños que provocan cada día.

Castigo para mentirosos.
Sugiero que si un hombre va a mentir, un instante antes de la acción de la mentira, tú deberías someterlo a una especie de descarga eléctrica que lo dejara tieso y con ninguna gana de seguir mintiéndole a sus congéneres.

Castigo para violadores.
Propongo que unas milésimas de segundo antes de la violación, y en presencia de su víctima salvada in extremis por ti, el mismo violador sea penetrado por tu patrulla especial de ángeles/demonios dotados de penes trituradores de anos. Si de verdad existes, seguro que debes tener un cuerpo especializado en estos menesteres...¿verdad?

Castigo para asesinos.
Segundos antes del acto, deberías informar al malvado asesino que sólo por intentar matar a otro ser humano va a ser él quien morirá de la misma forma que había urdido para dar de baja a un inocente, sin tener posibilidades de enmendar el error. Y en ese mismo instante le pegas el fierrazo mortal correspondiente.

2- El sistema de quitar “unidades de tiempo de vida” por pecado.

Podrías establecer un sistema mediante el cual el pecador, por cada intento de pecado perdiera una cantidad de unidades de tiempo de su vida. Para tal efecto podrías diseñar una especie de tabla con todo los tipos de pecados existentes, en la que señalaras claramente la falta y las correspondientes unidades de tiempo que le quitarás al pecador en caso de que intente ejecutar la infracción.

Por ejemplo por mentir, que en el sistema anterior era un calambrazo de padre y señor mío, en el de “unidades de tiempo” el castigo podría consistir en quitarles 10 unidades de vida. Por robar, quítales 20 unidades de vida. Por asesinar, hazlos pagar el 90% de las unidades de vida que le queden por vivir. Con lo cual, cada uno, cada día y en todo momento podría tener conciencia del saldo de vida de la cuenta corriente del tiempo que le queda. Mientras más unidades de vida les quites o gasten de su cuenta de créditos de tiempo de vida, antes se  quedarán en números rojos. Y, naturalmente quedar en números rojos sería morir ipso facto, sin derecho a pataleo ninguno.

Creo que sólo voy a llegar hasta aquí porque no vaya a ser que existas y que mis propuestas no te agraden, y me mandes a freír espárragos a ese lugar de donde no se regresa jamás. De todos modos, por si existes, ahí queda mi aporte para intentar que el infierno en el que ahora vivimos vuelva a ser como el Jardín del Edén antes de que un hombre y una mujer, antepasados nuestros según dicen algunos, decidieron de común acuerdo satisfacerse mutuamente sus necesidades de sexo, algo que sabes que hoy por hoy es lo más normal del mundo y que, además, genera mucho placer. Y si alguien lo duda que calcule cuántos hombres y cuántas mujeres siguen satisfaciéndose sus necesidades sexuales los unos a los otros cada día. Para quienes critiquen esta circunstancia tan sabrosa, les recuerdo esa famosa frase que pronunció quien dijo ser hijo tuyo: “Quien esté libre de pecado que lance la primera piedra”.

Pecadoras y pecadores…¡hasta el próximo pecado!


2 comentarios:

  1. Curioso que no hayan comentarios?
    Tiene mucha lógica el relato, lo que sí sé que existen muchas personas en este mundo que piensan lo mismo

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  2. Creo que muchas personas no se atreven a opinar; menos a escribir un comentario.

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